Hace unos años tomé una decisión que cambió mi vida profesional y personal: crear mi propia empresa tecnológica.
No tenía todas las respuestas, pero sí tenía una certeza muy clara: quería construir un proyecto que creciera sin tener que renunciar a mi esencia, a mi familia ni a mis sueños.
Hoy, como mamá, CEO y consultora, mi día a día es un equilibrio vivo: reuniones estratégicas y tareas escolares, implementaciones complejas y abrazos improvisados, decisiones de negocio y momentos cotidianos que no cambiaría por nada.
Encontrar equilibrio no es hacerlo perfecto
Durante mucho tiempo pensé que para “lograrlo” tenía que estar siempre disponible y no mostrar cansancio.
La realidad es que emprender mientras crías es un reto lleno de curvas, aprendizajes y muchísima creatividad práctica.
He tenido reuniones con mi hija jugando cerca, noches ajustando entregables, y también un orgullo inmenso al verla crecer mientras yo también crezco como profesional y como líder.
Ese equilibrio no es estático: a veces el foco está en el negocio, otras en la familia, y muchas veces en mí misma para mantener claridad y energía.
Construir desde mi propia visión
Cuando fundé Sunname, tuve claro que no quería replicar estructuras rígidas.
Quería crear un entorno donde la tecnología se combinara con cercanía, confianza y un propósito claro: ayudar a empresas a organizarse, crecer y profesionalizarse sin perder su esencia.
Al comenzar a formar equipo y tener colaboradores, decidí ser diferente a lo que tradicionalmente se entiende como “ser jefe”.
Me enfoqué en escuchar activamente, en dar confianza, en delegar de manera consciente y en atender a las personas detrás del trabajo.
Entendí que liderar no es controlar, sino crear un espacio seguro donde cada quien pueda aportar lo mejor de sí mismo.
No ha sido fácil. He tenido que aprender a soltar, priorizar con firmeza y tomar decisiones difíciles.
Pero este enfoque auténtico ha atraído clientes, colaboradores y aliados que comparten la misma visión.
Eso vale oro.
Ser mamá me hizo mejor líder
La maternidad me enseñó cosas que ningún manual explica:
Paciencia real (de la que se prueba en días caóticos).
Escucha profunda.
Distinguir lo urgente de lo importante.
Recordar que detrás de cada empresa hay personas con sueños y contextos únicos.
Todas estas lecciones están presentes en la forma en que lidero, gestiono proyectos y acompaño a mis clientes.
Ser mamá no ha sido un obstáculo; ha sido una fuente de fuerza, perspectiva y empatía.
Lo que encontrarás aquí
Este blog no pretende ser una vitrina de perfección.
Quiero que sea un espacio auténtico para compartir victorias, errores, estrategias, momentos difíciles y sueños.
Si estás construyendo tu camino profesional, liderando un negocio o simplemente buscando inspiración real, este espacio también es para ti.
Gracias por estar aquí 💜
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